sábado, 3 de agosto de 2013

Algún día leerán

El siglo XXI demasiado visual, así lo han considerado nuestros grandes sucesores, aquellos amantes por la lectura. Anonadados por la juventud de hoy en día que viven de acuerdo a unos estereotipos y seguidores de gente "famosa", que persiguen la nueva moda y se adhieren a ella lo más pronto posible.

¿Pero qué ha pasado con la lectura de esos jóvenes? Eso es lo que muchos se preguntan, ¿en qué momento fue sacralizada como un deber negativo? Ahora a nadie le gusta leer, pues no tienen tiempo, se preocupan más por como se van a vestir, que música hay que escuchar, que nueva noticia sobre la violencia van a presentar o que nuevo reality saldrá, en fin, son tantas excusas para no leer, porque todo lo quieren fácil, no quieren pensar, imaginar, recrear, todo lo quieren hecho, ser dependientes de lo que otras mentes sabias pueden hacer. Pero no consideran el hecho de que están siendo engañadas indirectamente, porque otras personas si piensan, y quieren crear una sola identidad en la sociedad.

Sí queremos romper este esquema, debemos comenzar a amar la lectura, a querer pensar por sí mismo, a saber escuchar para poder comprender y no quedarnos en una sola respuesta sino investigar más. La lectura de hecho es una forma que nos puede ayudar para escapar de ese mundo capitalista del que ahora se vive, no pensar en los problemas que a diario las personas sufren, y algo muy importante,  a culturizarnos.
El amor por la lectura se puede recuperar y se puede comenzar con los niños. Como Daniel Pennac manifiesta "Basta con no dejar pasar los años. Basta con esperar la caída de la noche, abrir de nuevo la puerta de su habitación, sentarnos a la cabecera de su cama, y reanudar nuestra lectura común.
Leer. En voz alta. Gratuitamente. Sus historias preferidas" para ir cautivando su imaginación y a incentivar el amor a la lectura. 

De ninguna manera hay que obligarlos a leer, hay que compartir la dicha de leer, no inculcar un saber sino ofrecer un saber. Darles un espacio  a los jóvenes que ellos mismos se interesen por el querer leer, y así llegará el día en que no solo se leerán lo que un profesor les dice, sino ellos buscarán por su cuenta historias que ellos quieran leer. 

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